El pasado viernes 9 de septiembre tuve el honor y el placer de haber sido convocada por las productoras del excelente ciclo de difusión del arte literario llamado «Siga al Conejo Blanco!». En este caso se trató de la Edición Hot de septiembre cuyo tema central fue el erotismo, la sensualidad y las fantasías sexuales. La reunión se desarrolló en el maravilloso espacio de El Bardo Bar Cultural, y a la misma asistieron más de 100 personas contando entre ellos a muchos fanáticos de las letras, escritores, profesores de literatura y más. Para esta performance elegí la deliciosa compañía de Nightcrawler como modelo de cuerdas, quien se mostró sensual y armonioso con mis cuerdas.
La reunión se desarrolló entre pasión, humor sexual y diversas intervenciones que fueron calentando la noche de Buenos Aires. Sobre el final hice el ingreso a la sala donde todo el mundo esperaba develar la intriga del misterioso escenario extra y el extraño aro metálico que pendía sobre él (Uno de los escritores invitados inclusive había anteriormente bromeado sobre el mismo). Luego de una breve presentación por parte de una de las anfitrionas comenzó mi performance.
Debo decir que fue una agradable sorpresa el silencio y la atención que ese grupo de personas demostró mientras hacía mi performance. Solo podía escucharse el ruido de las cuerdas al volar, el sonido de los incesantes flashes fotográficos sobre el onírico fondo musical arreglado por Mariano Keselman (alias Candy). Se notaba una profunda atención a lo que sucedía en el escenario, mezcla de sorpresa, fascinación y asombro.
Sobre el final, cuando llevé a Nightcrawler sobre mi regazo para desatarlo con un gran despliegue de energía de Kinbaku que mantuvo en vilo a todos los allí presentes. Ya al final las cuerdas se habían ido y solo quedábamos Nightcrawler y yo fundidos en el tan importante abrazo luego de un sentido viaje de cuerdas. Con una sonrisa en el rostro ambos volvimos a la realidad con un conmovedor aplauso unánime que coronó la noche con el mejor gesto del público, el del agradecimiento.
Mio también es el agradecimiento a Siga al Conejo Blanco, a sus amorosas anfitrionas y al espacio por permitirme mostrar un poco de mi arte.