Nuestra mente tiene innumerables y misteriosos caminos que se activan en forma inconsciente en diferentes ocasiones. En este post estaremos buscando plantear, comprender, compartir y encontrar la punta del ovillo al misterio de las emociones y energías que se presentan en nuestra mente inconsciente detrás de toda atadura en Shibari Kinbaku.
Durante las clases de nivel inicial de KinbakuMania Shibari Dojo hemos estado hablando de un tema tan importante y definitorio acerca de nuestro estilo de ver, practicar y en consecuencia enseñar el shibari, que hoy nos pareció importante compartirlo aquí para que todas las personas que lean esta página puedan enriquecerse de este contenido.
Siempre hablamos de nuestra visión sobre el Shibari Kinbaku como orientada a la comunicación entre las personas (atadorxs atadxs y espectadores). También siempre mencionamos que esta comunicación es la que definirá las energías que se involucren en esta sesión de cuerdas de ahí en más.
Desde nuestro punto de vista, y tal como concebimos al Shibari Kinbaku, sentimos que desde el primer momento en que quien ata toma la cuerda, se produce una comunicación que muchas veces excede nuestros niveles conscientes con la persona que se entrega a nuestras cuerdas. Entran en juego allí pulsiones arquetípicas, estados mentales, recuerdos conscientes o inconscientes de ambas partes. Abrimos las puertas a un mundo en el que las sensaciones pueden aflorar, aún cuando nosotrxs no seamos conscientes de ello, o no tenga nada que ver con lo que estemos planteando desde las cuerdas.
Por esas razones es que en KinbakuMania Shibari Dojo se pone especial énfasis en la propiocepción (la percepción de unx mismx) y en desarrollar las herramientas necesarias para percibir aquellas señales sutiles, casi imperceptibles a veces, otras veces más evidentes, que nos lleven a la empatía y a ser conscientes de lo que estamos provocando en la otra persona.
Desde el mismo momento en el que se plantea la actividad de atar podemos percibir las energías con las que estaremos trabajando en este “aquí y ahora”. El concepto filosófico oriental y de nuestros pueblos originarios de estar presentes en nuestro “aquí y ahora” es fundamental para nosotros en la práctica del Shibari Kinbaku en forma consciente. Cada persona puede cambiar su estado de ánimo de un momento a otro. Tanto quién ata como quién es atadx puede hoy estar con un estado de ánimo determinado, y mañana, o dentro de 10 minutos algo (un tema musical, un color, un olor, una imagen, una palabra, un nombre, un recuerdo, etc… ) le disparó otro estado de ánimo (miedo, asco, rabia, tristeza, duda, angustia, ansiedad, melancolía, etc). Es importante en nuestra escuela que quien ata pueda ser consciente de este cambio de estado de ánimo, tanto sea propio como de la persona que está atando, y actuar coherentemente de acuerdo a ello.
Durante una sesión de cuerdas pueden darse diferentes casos de intercambios energéticos entre atadorxs y atadxs dependiendo de sus energías particulares. Puede haber energías de ganas de jugar, de modelos desafiantes que buscan jugar a escaparse, energías entregadas, melancólicas, curiosas, introspectivas, o inclusive energías en las que tenemos que prestar especial atención como las del miedo, la tristeza, las fobias, la desconfianza, etc. Lleva un tiempo poder reconocer en el otro (o incluso a veces en uno mismo) estas energías cuando los cambios se hacen sutiles o cuando son cosas que no sabemos de dónde salen a nivel íntimo.
La cuerda, el modo en el que la utilizamos, la forma en que movemos nuestras manos, la intención con que nos movemos, el roce de la cuerda o de nuestros cuerpos, el ritmo de la respiración, la posición de nuestro cuerpo, la falta o exceso de tensión, la falta o exceso de contacto, la mirada o la ausencia de ella, dónde está colocada nuestra atención, etc… están siempre siendo relacionados a nivel inconsciente con situaciones vinculares de nuestra historia de vida. Estos recuerdos inconscientes afloran a través del vínculo simbólico inconsciente que en ese momento representa la escena completa y que nos puede disparar recuerdos de nuestros vínculos reales o simbólicos para con otras personas en nuestro pasado o incluso de nuestro vínculo para con nosostrxs mismxs, independientemente que los tengamos presentes en forma consciente o no.
En algunos casos puede llevar un tiempo el desarrollar el conocimiento íntimo entre la pareja de atadorx y atadx para poder detectar estos cambios de ánimo apenas se presenten. Esto es lo que hace a la química fundamental entre parejas de atadorxs y modelos que llevan años trabajando juntos y que mantienen ese fundamental diálogo previo y posterior a la sesión de cuerdas tan sano y enriquecedor. Muchas veces cuando ese diálogo se rompe, se minimiza, o cuando la fuerza de la costumbre hace que lo veamos innecesario o aburrido, es cuando comienzan las fisuras por malos entendidos y la pareja podría terminar rompiéndose.
En las clases de nivel inicial de KinbakuMania Shibari Dojo enseñamos esto desde el primer día. El modo de tomar la cuerda y abrirla predispone la energía de ese espacio. El modo en el que quien va a ser atadx se para, la posición de sus brazos, su respiración, su mirada, su actitud corporal, su tensión en sus músculos, nos habla de si esa persona se encuentra aún en el estado cotidiano de “lucha o fuga” con el que tan típicamente recorremos nuestras vidas insconscientemente, o si puede entregarse desde la confianza.
A nuestro entender, la belleza del Shibari Kinbaku, de la entrega que ambas partes pueden lograr a través de las cuerdas no pasa solamente por la estructura que propongamos, por la posición o la acrobacia que mostremos en una foto o un vídeo. Tiene mucho que ver con “cómo” atamos. Tiene mucho que ver con lo que comunicamos y lo que ese momento mágico transmite entre la pareja de cuerdas y a los espectadores. Luego, a medida que el tiempo avance y nuestras habilidades técnicas y nuestras manos se vayan puliendo al mismo tiempo que nuestras habilidades perceptivas, podremos llegar a realizar propuestas donde la comunicación a través de la cuerda, el arte, la espectacularidad y la belleza del entorno se fundan en una sola propuesta. Es allí cuando sentimos que realmente se está celebrando la belleza del Shibari Kinbaku.
No hay lugar a dudas que las cuerdas son un instrumento para el autoconocimiento y para conectar con la otra persona…Un sutil intercambio de energias que generan un feedback antes, durante y despues del proceso de la atadura… Un proceso capaz de llevar la mente a un nivel donde el jucio esta de más y solo fluye el sentir en tiempo presente vivido a maxima intensidad … En el silencio de las sensaciones, emociones compraridas.