Quisiera compartir con ustedes un interesante artículo escrito por Zetsu Nawa en su blog Kinbaku Today publicado unos días atrás. Así como ha sucedido en otras oportunidades, siento que comparto su visión general del estado del Kinbaku en occidente y de sus realidades. Quizás pueda discrepar un poco con la generalización que hace en cuanto a algunas realidades de occidente que a mi entender son muy diferentes entre Europa, EEUU y el resto del mundo occidental, sobre todo en lo que refiere al nivel de los atadores, coincido con él en un 100% respecto al espíritu y las motivaciones típicas que los occidentales buscan al practicar shibari.
Como siempre, un artículo que merece una lectura meditada y un auto análisis personal y grupal, y que nos invita a reflexionar sobre el rumbo que esta tomando el shibari en occidente, y qué tan fiel a su concepto original se mantiene o se mantendrá en el futuro.
Gracias Zetsu Nawa por permitirnos esta traducción. El escrito original puede encontrarse en la página de KinbakuToday aqui.
Cuerdas: Comunidad o Cultura
Durante mi reciente viaje a Japón, me encontré abordando recurrentemente el mismo tema. En cuatro conversaciones separadas con algunos de los más antiguos artistas de la cuerda de Japón, cada uno de ellos me contaba lo difícil que era encontrar alguien a quien atar en sus comienzos. Cuando Chiba Eizo comenzó a atar, era casi imposible abordar el tema con tu pareja ya que se consideraba “extremadamente perverso” me confesó. Por décadas, aún los bakushi profesionales tuvieron dificultades para encontrar modelos de cuerdas a las que atar.
Una de las personas inclusive especuló que una de las razones por las que Nureki y Akechi eran tan buenos atando tenía que ver con que ellos tenían acceso a más modelos de cuerdas que ningún otro atador. Podían practicar todo el tiempo, y de esa forma mejorar rápidamente en sus técnicas. El encontrar mujeres a las que atar era una tarea extremadamente desafiante, el kinbaku era algo muy “underground” y los deseos devenidos de él eran considerados “anormales” por la mayoría.
Si miramos hacia atrás en el tiempo, cuando la práctica de cuerdas se comenzó a hacer visible en Japón luego de la segunda guerra mundial, veremos que eran tiempos tumultuosos y de conflicto social. No muy diferente a EEUU y al resto del mundo, Japón se encontraba debatiendo conceptos de moral pública y decencia. En los 50s hubo juicios por obscenidad relacionados con el SM, incluido uno en el cual la más famosa revista SM, Kitan Club, fue cerrada durante casi todo el año 1955, luego de que su número de Abril fuera incautado por el gobierno.
Durante el “Período Blanco” (白表紙時代) de Kitan Club, que SMPedia define desde 1955 a 1967, la revista solo tenía 4 modelos principales. Mientras que otras modelos podían aparecer en roles más pequeños, o en fotos para la venta, solo cuatro de ellas eran consistentemente modelos activas durante estos largos 12 años. Por más de una década la más famosa revista SM de Japón solo mostró cuatro modelos principales, y si se incluye al resto el total de mujeres participando de Kitan Club durante ese tiempo solo llega a unas tres docenas.
Este es también el período donde la mayoría de las primeras generaciones de bakushi japoneses crecieron y se encontraron con las cuerdas por primera vez. Muchos de ellos, cuando se les preguntaba, ponían a las revistas como su primer referencia en cuerdas.
El resultado de que esta actividad fuera tan underground y tan difícil de comenzar fue lo que en mi opinión formó una cultura de cuerdas, y esto lo digo en el sentido más amplio. Existe una historia importante detrás que llevo a compartir una serie de principios y creencias alrededor del Kinbaku en Japón que operan en forma tácita. Mucho de ello fue probablemente absorbido a través de las historias y el contenido que provenía de las revistas de esos días también.
Tener una cultura de cuerdas significa que hay un complejo contexto para las prácticas de cuerdas que es profundamente y perfectamente entendido por aquellos que practican, usualmente aprendiendo a través de la participación y observación por un período prolongado de tiempo. Los conceptos culturales son cosas que uno normalmente sabe, pero que no es capaz de definir en papel. Ellos guían tus acciones y percepciones aun cuando no estén explícitamente escritos o dichos.
El Kinbaku como una cultura de Apreciación.
Según mi percepción la cultura de las cuerdas en Japón está basada y aún refleja la historia de la cual emergió. Es una cultura que yo describiría como de apreciación. Con ello quiero significar que existe un cierto respeto no solo por aquellos que la practican, tanto sea atadores o atados, sino una apreciación de la oportunidad de hacer kinbaku per se. Al día de hoy eso le da forma a cómo muchos ven las cuerdas y cómo se desenvuelven en sus relaciones con otros atadores, y muy importante también con las modelos de los otros atadores.
El punto al que quiero llegar es que dada su larga tradición e historia, el Kinbaku en Japón ha desarrollado un sentido de cultura, fundamental para entenderlo como práctica.
En Japón (o al menos en Tokio, que es el único Kinbaku en Japón del que tengo referencia) también existe una comunidad de cuerdas. La comunidad, o mejor dicho las comunidades (dado que siempre son muchas), es donde las diferencias en las prácticas, en las filosofías, en los valores, se resuelven. No todos se gustan unos a otros. Hay clubes, eventos, reuniones, salones de cuerdas, y clases. Pero todos ellos operan en un contexto más amplio de la cultura de cuerda en Japón, que implica un entendimiento compartido de lo que es el Kinbaku y como este encaja en un mundo mucho más amplio.
Si contrastamos esto con EEUU, Europa y el resto del mundo, existe una significativa diferencia.
En occidente el Kinbaku es un fenómeno relativamente reciente. Puede decirse que en realidad no ha sido una parte significativa del mundo occidental hasta la década pasada. No ha habido mucho tiempo como para desarrollar una cultura de cuerdas y lo que hoy se entiende como cultura de cuerdas fue inicialmente heredado de Japón.
Lo que hemos podido desarrollar en occidente es un sentido de comunidad. Esa comunidad ha crecido y florecido en los últimos años. Durante más de una década hubo solo un gran evento relativo a las cuerdas en America y solo una historia un poco más larga de las cuerdas en Europa. Pero recientemente los eventos de cuerdas explotaron por todas partes, cada uno de ellos expandiendo nuestro concepto de comunidad. Tan solo el número de clases disponibles en la mayoría de los sitios ha hecho al Kinbaku accesible de una forma en la que nunca antes se había visto, aún en Japón. Nuestras comunidades están basadas en esas experiencias compartidas y prácticas.
El Kinbaku en Oriente y Occidente
La diferencia entre Japón y occidente es que la técnica en occidente se ha podido desarrollar rápidamente. Nuestras comunidades se desarrollaron casi exclusivamente como comunidades de aprendizaje y práctica, sin la cultura subyacente de la apreciación. Comparado con Japón donde muchos aprendían de las revistas y con suerte si encontraban una pareja que les permitiera atarla, el occidente tiene una sobre abundancia de oportunidades de aprendizaje sin el estigma de la perversión que hacía que encontrar una modelo de cuerdas resultara una misión imposible.
Siento que hay una cultura del Kinbaku que está naciendo, pero la forma que está tomando es fundamentalmente diferente de lo que sucedió en Japón.
Dado que en occidente nunca tuvimos escases de modelos de cuerda, o tuvimos que luchar contra la censura o la persecución de los escuadrones de la decencia, o la necesidad de desarrollar una técnica, no vemos nuestra cultura de cuerdas desarrollarse del mismo modo. Las técnicas de Kinbaku nos fueron entregadas luego de 50 o 60 años de desarrollo y como el resultado de habilidades que tomaron mucho tiempo para desarrollarse en Japón, y que aquí son transmitidas en algunos workshops de un fin de semana.
El nivel de habilidad de algunos en occidente está a la par con el de Japón, aún dicho esto por muchos de los bakushi japoneses, y esto sucedió relativamente rápido.
Sin embargo el flujo del desarrollo en Japón y en occidente es exactamente inverso. En Japón la técnica se desarrolló en un largo período de tiempo como resultado de una cultura emergente de kinbaku. La cultura dio a luz a la técnica. En occidente la técnica vino primero y se ha desarrollado rápidamente en un corto período de tiempo mientras hay una incipiente cultura creciendo a su alrededor. En lugar de tener la práctica del kinbaku emergiendo de la cultura (como es el caso de Japón), en occidente tenemos un cultura emergiendo de la práctica del Kinbaku. La técnica está haciendo nacer la cultura.
La Cultura de Cuerdas en Occidente
Entonces ¿Cómo es esa cultura del kinbaku emergente que está naciendo en occidente?
Primero, y antes que nada, está basada en la técnica y está definida tanto por personas y nombres como por el estilo de ataduras en sí mismo. Describimos las ataduras por quién las hace más que por qué es lo que hace. Por ejemplo hablamos del takatekote de Naka Akira comparado con el takatekote de Kinoko Hajime.
Segundo, cómo nos referimos a aquellos que atan en occidente es también basado en la técnica. En algunos casos es porque pueden transmitir algún conocimiento en particular proveniente de Japón, a menudo por haber viajado o estudiado allí, en otros casos porque son capaces de realizar ataduras más complejas, bellas, o extremas, o mismo torturar con las cuerdas. Para algunas personas, las fotos que aparecen en Fetlife’s Kinky & Popular, pueden traducirse en elogios, popularidad, posibilidad de enseñar, y cantidad de modelos de cuerdas deseando ser atadas por ellos.
Tercero, muchos tienden a valorar las modelos de cuerdas por su habilidad para soportar ataduras difíciles, desafiantes, o dolorosas. Existe una cultura emergente en occidente donde algunas modelos de cuerda entrenan y se mantienen en forma para ser capaces de soportar las ataduras por más tiempo, o para ser capaces de mantener una pose más bella. Las modelos de cuerda muchas veces son elegidas de acuerdo a sus capacidades para una técnica en especial en oposición a elegir la técnica acorde a la modelo de cuerdas.
Cuarto. Somos una cultura basada en las suspensiones. Para muchos en occidente las suspensiones son vistas tanto como un grado más alto de dificultad que el de otras ataduras como también ataduras más visualmente dramáticas e impresionantes. Para muchos, erróneamente, también es una especie de validación de habilidades. Así mismo permite a aquellos que atan la posibilidad de experimentar con nuevas y más complicadas formas de atar. Las mejoras en las técnicas muchas veces son impulsadas a través de hacer las suspensiones más seguras o más confortables para poder extender su duración.
Quinto. Nos estamos convirtiendo en una cultura donde las ataduras son “expuestas”. Digo esto en el sentido de que creemos que deben hacerse en una forma determinada, verse de una forma determinada, y crear un efecto determinado. Cuando las ataduras se enseñan, el “porqué” de la atadura está a menudo basado en su estética, y no en lo que provoca. Como se “siente” una atadura es para occidente una pregunta más relacionada a sensaciones físicas que a emociones.
Finalmente, las cuerdas en occidente para muchas personas se han transformado en una prueba de habilidad, tanto para atadores como para modelos. La analogía más cercana que se me ocurre es compararlas con los deportes extremos. La innovación en el kinbaku es algo parecido a un snowboarder aprendiendo su siguiente truco. Del mismo modo, si tu truco te hace lo suficientemente popular y tienes muchos seguidores quizás puedas hasta ponerle tu nombre.
Nuestra comunidad puede definir qué es lo que hacemos, pero es nuestra cultura la que define por qué lo hacemos.
El Kinbaku: Corazón y Estética
Tuve un momento de claridad luego de una tarde que pasé con Naka Akira en su reunión de kinbiken en Tokio. Durante seis horas Naka Sensei habló y ató a tres modelos distintas. No enseño ni tampoco habló de ninguna técnica. No hubo instrucción ni práctica con cuerdas para ninguna de las 30 personas allí presentes. De lo que habló fue de la historia, de la cultura, y del corazón del kinbaku. No pude evitar pensar qué opinaron algunos otros occidentales de ese día.
Es la diferencia entre apreciación y aprendizaje. No se compartió ninguna técnica. No hubo nada para ser “aprendido” en el más estricto sentido de la palabra. Fue, sin embargo, una clase magistral sobre la apreciación del kinbaku. Fue la esencia del por qué atamos, más allá del estética (escribiré más extensamente sobre la disertación de ese día en otro artículo).
No pude sentirme más satisfecho por ese día. Fue el tipo de enseñanza que, a mí particularmente, me permite entenderme mejor a mí mismo, a mis modelos, a mis deseos. También siento que es el tipo de enseñanza que nos está faltando en occidente. Siento que nosotros, como cultura de cuerdas y kinbaku, estamos flojos en esto.
El punto de si un espacio de ese tipo de enseñanza y entendimiento de las cuerdas pueda florecer en occidente es, a mi entender, una pregunta pendiente. Si va a prevalecer en Japón más allá de la generación actual de bakushis también es aún una pregunta sin respuesta.