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Cuestiones de Honor: Interacción entre Atadores y Atados (Parte III)
«El honor del atador es demostrado y reflejado en el tipo de ataduras que propone»
- En una práctica de Shibari Kinbaku, el que se luce es siempre la persona atada y nunca el atador. Se considera una cuestión de honor que el atador se luzca sólo a través de sus atados y de las reacciones que en ellos despierta con sus cuerdas. El honor del atador se percibe en aquellas propuestas en las que demuestre su destreza para lograr el equilibrio entre la inmovilidad, la ligereza de la suspensión y la belleza de su conjunto, a través de las expresiones del atado. Es por esto que un atador experimentado se concentra en mantener un contacto visual y energético constante con su atado, permitiendo que el abrazo de las cuerdas fluya con naturalidad.
- A cierto nivel de destreza del atador, se considera una cuestión de honor incluir la tercera cuerda del takatekote (高手小手). Le brinda honor al atado, al atador, a su Sensei y a los espectadores (además de brindar más superficie de apoyo, más confort y más seguridad).
- A cierto nivel de destreza del atador, se considera un deshonor para con la persona atada y los espectadores si se dejara algún enlace en el que se ha añadido más cuerda en la parte frontal de la persona atada.
- Las suspensiones simples de un sólo punto, podrán brindar espectacularidad al show pero no revisten honor para el atador si esa es la única propuesta. Lo único que se demuestra en estos casos, es el alto nivel de tolerancia al dolor que exhibe el atado. No se obtiene honor como atador de aquellas propuestas que para lograr su espectacularidad intenten lucirse solamente a través de la resistencia al dolor del atado.
- Las posturas extremas y las suspensiones de un solo punto deberán lograrse en forma progresiva, de forma tal de ir llevando al atado gradualmente a través de un conjunto ordenado de propuestas consecutivas, para finalmente lograr el objetivo final.
- Una gran cantidad de ataduras propuestas en Shibari Kinbaku revisten cientos de años de antigüedad histórica desde que comenzaron a ser utilizadas en el mundo feudal de los shogunes hasta el día de hoy. Es por esto que para los ojos orientales estos diseños conocidos por su atractivo histórico y por su belleza distintiva, brindan un gran honor al atador y al atado que los luce.
- los «hishi o Hishigata» (diamantes),
- los «kikkou o Nyugarame» (caparazón de tortuga), reconocibles por su forma hexagonal
- los «ebi«: La atadura del “langostino” o del “camarón” en la que el sujeto esta sentado con las piernas cruzadas (estilo indio) y el torso es atado cerca a los tobillos en un posición sumisamente encorvada.
- Las «tsuri«o tsurizeme: la segunda técnica de tortura clásica de la era Tokugawa en Japón que se ha convertido uno de los pilares fundamentales del Shibari Kinbaku actual.
- Otras propuestas de ataduras como imo mushi, kaikyaku kani y teppo son mucho mas recientes y provienen de tiempos en los que se pretendía que destacados atadores (bakushi), como Itoh Seiyu y Minomura Kou, bautizaran sus ataduras de la misma manera en que los artistas bautizan sus pinturas o esculturas. Estas propuestas, aunque no tienen una carga histórica tan antigua, revisten también mucho honor porque tanto Itoh Seiyu como Minomura Kou son considerados como los creadores de lo que hoy llamamos Shibari Kinbaku.
Nota de la Autora: Se considera respetuoso no utilizar términos ni conceptos japoneses para describir prácticas o ataduras occidentales (bondage).
El siguiente artículo de esta serie es Shibari Kinbaku (parte IV): El Camino del Aprendizaje en donde hablo sobre conceptos relativos a la relación entre el Sensei y su alumno y el camino del aprendizaje del Shibari/Kinbaku.